martes, 11 de junio de 2013

Habitante de mis sueños - adicción de mierda -

Son las 8.30. Él se le levanta a las puteadas porque no le gusta levantarse. Se hace un café. Saca la taza del microondas y automáticamente se prende un cigarrillo. Todavía no cruzamos palabra.

La cocina ya es territorio de ese amigo que alguna veces me acompaña por las noches en mis sueños: el humo.

-"Hola, buen día"

-"Buenas"

Interactuamos bastante bien. Admito que involucione en una persona carente de humor, pero bastante conversador por las mañanas. Para algunos causal de asesinato matinal.

Apaga el cigarrillo en el cenicero y como si ya fuera algo sistemático se prende el segundo. Como vietnamita abajo de la cueva salgo al cruce sabiendo que cago fuego y digo "Che boludo para, es el segundo en menos de dos minutos". Una puteadita por lo bajo y se va al living.

Yo le toso de la manera más forzada para que sufra un poco, pero en su mente ese sentido hace un amague y prácticamente le chupa un huevo. No es maldad, es una adicción de mierda. Lo entiendo porque esa mierda a veces no me deja dormir, me hace morder lapiceras o agarrar cigarrillos apagados pensando que son míos y me los estoy fumando - SÍ, ME SIENTO DEL BORDA CUANDO HAGO ESAS COSAS PERO PASA.

Ya se prendió el cuarto en la oficina, me está hinchando las pelotas porque ya hace tanto que no fumo que me empieza a molestar el humo. No le digo nada, me gustaría ayudarlo pero se que no puedo.

Esa mierda que te hace sentir una sensación diferente cada vez que lo prendes y lo inhalas, es un viaje de ida. Nunca más te vas a olvidar de esa sensación, ni del primer cigarrillo, ni siquiera del último - en mi caso el último fue el 17 de febrero de 2013 a las 23:30 cuando terminé de hacer un asado.

A los que se sientan defraudados por este momento que parece de autoayuda les pido perdón.

La verdad es que hoy después de cuatro meses estuve muy cerca de fumar y se lo tenía que contar a alguien.

 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario